En un mundo altamente regulado donde casi todos los aspectos visibles de la vida parecen contabilizados, la ficción y la fantasía siguen siendo un terreno ilimitado; espacios que podemos habitar fuera de los muros establecidos de realidades y estructuras concretas, vagando más allá del pragmatismo y del «proceso aplastante de la asimilación total» 1…
En las obras vislumbramos los diferentes mundos de cinco artistas, que se adentran en lo absurdo, lo perverso, lo nostálgico y lo lúdico con lenguajes y personalidades diferenciadas.
Combinando mitos y arquetipos con imágenes de lo contemporáneo a lo clásico, Alejandro García Contreras crea escenarios de cerámica que habitualmente son perversos y humorísticos, y siempre poseen una sensualidad muy marcada.
Con instalaciones escultóricas y videos ASMR, Weixin Quek Chong se centra en la estética kink y las obsesiones o fetiches nacidas en internet, jugando con alusiones sensoriales hechas por el sonido y materiales como el látex o la piel sintética.
Julio Galeote juega con los límites de la fotografía difuminando las líneas entre escultura e imagen a través de una puesta en escena teatral con objetos inesperados. Utilizando materiales poco convencionales e imágenes parcialmente mostradas en la instalación, ampliando así la experiencia de ver una fotografía; construir, más que representar, realidades.
Jonathan Notario pinta imágenes que muestran una vívida pasión por la estética de la cultura pop retro y su parafernalia cinematográfica, portadas de libros y el packaging de productos, combinando estos elementos de una manera espontánea y desprevenida donde la línea entre la pesadilla y la ensoñación nunca está completamente definida.
La práctica de Santiago Torres se lee como un estudio del simbolismo; elementos altamente figurativos de metáfora, alegoría y arquetipo aparecen con frecuencia junto con una atmósfera con referentes clásicos en sus instalaciones pictóricas.
1 Byung-Chul Han, ‘La expulsión de lo distinto’